El gigante de Amatlán

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El 27 de diciembre de 1863 el poblado de Agua Fría en Amatlán vio nacer a Tomás Gómez Hernández mejor conocido como Tomasón, hijo de Don Mónico Gómez y Doña Brígida Hernández.

Desde muy chico Tomás destacó por su estatura descomunal, crecía mucho más que cualquier otro niño de su edad.

Tomasón en el Museo de Guadalajara con los niños Hugo y Héctor Farías.

En su comunidad no había escuela, pero se las arregló para aprender a leer y escribir además de conocer un poco de cultura y costumbres de otros lugares.

De oficio arriero, viajaba con cierta frecuencia a Guadalajara a donde transportaba productos del campo y correspondencia.

Se desconoce cuál era realmente su estatura, pero por lo mencionado en distintos textos medía entre 2,30 y 2,50 metros, hasta en nuestros días se le consideraría un gigante y es por esto que todos le decían Tomasón.

Su carácter era amable, ayudaba a las personas en las tareas que requerían mucha fuerza y no dudaba en sonreír y saludar a las personas en la calle, era una celebridad en las calles de Guadalajara y Amatlán.

Se casó con Josefa Flores con quien tuvo 2 hijas, María de Jesús y María Encarnación.

En 1923 trabajó como vigilante del Museo de Guadalajara invitado por el Señor Ixca Farías, pero renunció al conocer las verdaderas intenciones de éste que eran exhibirlo en dicho museo una vez que falleciera, ya que para entonces tenía problemas de salud.

Tomasón regresó a su natal Amatlán donde murió de tuberculosis el 6 de enero de 1924. Su tumba se encuentra en el Panteón Municipal de Amatlán y es la más larga de todas.

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