Los tesoros de Manuel Lozada

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Revelaciones de una biznieta del Tigre de Álica

Por L. F. Bustamante

Exclusivo para los Periódicos Lozano

Uno de los revolucionarios más pintorescos de la guerra de Reforma lo fue seguramente el general Manuel Lozada más conocido por “El Tigre de Álica”, y cuyos descendientes, que viven en esta Metrópoli acaban de descubrir casualmente el mapa que marca los sitios en donde aquel enterró tres tesoros con un valor total de tres millones de pesos.

Esta suma de dinero unidos a los once millones de pesos en barras de oro y plata que legó al morir a sus dos hijas formaron la fortuna que levantó durante el dominio que ejerció en lo que fue Cantón de Tepic, parte del Estado de Jalisco, durante su larga vida de guerrillero al lado del Partido Conservador y más tarde respaldando francamente al Emperador Maximiliano.

La historia que aquí publicamos la debemos a una biznieta del general Lozada, la señorita Rosita vega, actriz de cine por profesión y quien nos ha narrado así la vida romántica del célebre guerrillero.

UNOS PADRES IMPECABLES

El más tarde general Lozada era un joven impetuoso y romántico, nativo de Tepic. Lozada contaba apenas con 18 años de edad cuando se enamoró de una agracia joven conterránea, de quien se vió correspondido; pero los padres de ella por las razones que hubiesen tenido se opusieron a su enlace con Lozada por lo que ambos decidieron fugarse.

El idilio no pudo terminar más trágicamente, pues la joven huyó con Lozada y fue rescatada por sus padres aun cuando era demasiado tarde, pues concibió un hijo de aquél.

EN LAS FILAS DEL PARTIDO CONSERVADOR

Estos amores agriaron el alma del joven Lozada quien sintiendo atracción por la profesión de las armas decidió tomar parte en la guerra civil en que entonces ardía el país, adhiriéndose al Partido Conservador, en virtud de que era de ideas muy religiosas.

Lozada era un genio como guerrillero, una especie de Francisco Villa, el famoso general de la Revolución de 1910 y así fue como rápidamente se distinguió como organizador y valiente militar alcanzando fácilmente el grado de general.

PELEANDO POR EL EMPERADOR

Temido en el Cantón de Tepic y el Norte de Jalisco y contando con un fuerte contingente de hombres amados lo sorprendió el arribo a México del infortunado Archiduque Maximiliano de quien llegó a ser uno de sus más fuertes soportes.

Fácilmente dominó el Cantón de Tepic, del que llegó a ser amo y señor, querido y odiado al mismo tiempo, pues tantos rasgos de grandeza cuentan en su historia militar como de crueldad, creyéndose que estos últimos se debían a la amargura que, en su alma, dejó su roto idilio.

LOS OBSEQUIOS DE MAXIMILIANO Y NAPOLEÓN

Tantos servicios prestó el guerrillero Lozada a la efímera monarquía de Maximiliano que este le obsequió una valiosa espada, misma que a la fecha se exhibe en el Museo Nacional.

Por su parte Napoléon III tomando en cuenta los grandes servicios que Lozada prestó al Imperio de Maximiliano y a las tropas francesas que en auxilio del Partido Conservador invadieron México, le otorgó la roseta de la Legión de Honor.

LOZADA DERROTADO POR CORONA

Al triunfo de Juárez, el general Lozada continuó siendo amo y señor del Cantón de Tepic, al que convirtió en su feudo y en el que imperaban tan sólo su voluntad.

Llegó a tener bajo su mano a un fuerte y bien organizado ejército, ampliamente equipado y muy a menudo hacía incursiones al sur del Estado de Jalisco, sembrando el terror a su paso, pues como conquistador era muy enérgico y cruel.

Su audacia llegó a tal grado que organizó una expedición militar a Guadalajara sólo que salió a su encuentro el general Ramón Corona y logró derrotarlo en virtud de que sus proveedores el sirvieron marmaja en vez de pólvora.

LOS TESOROS DE LOZADA

Durante los largos años que fue dictador absoluto del Cantón de Tepic a la fecha Estado de Nayarit, logró acaparar una enorme riqueza, consistente en su mayoría en barras de oro y plata y según la conseja popular que a este respecto corre en Nayarit, el tesoro fue enterrado por Lozada en la sierra que ahora lleva su nombre en tres sitios distintos y matando y sepultando en un enorme pozo que perforó a los seis soldados que hicieron la excavación.

Del sitio en donde enterró sus tesoros Lozada hizo un plano, pero por una u otra causa no fueron extraídas estas relaciones por sus hijas, en virtud de que inmediatamente después del fusilamiento de Lozada su casa fue saqueada, robándose los ladrones, unos españoles apellidados Aguirre, toda la documentación que hallaron a mano y objetos de valor, inclusive un santo en cuyo interior estaba el plano de referencia.

La casa en que vivía Lozada era un verdadero palacio y, en el oratorio había un Cristo exangüe que fue hallado en un río y que hasta la fecha tiene la particularidad de que cada año debe dársele un baño porque le enlaman las piernas.

¡El oratorio de referencia era el más suntuoso que existía en México por esa época, pues las vigas eran de plata!

HABLA NUESTRA ENTREVISTADA

Según la señorita Vega, a quien debemos estos datos y que es biznieta en línea recta del general Lozada, el tesoro hasta la fecha se halla enterrado en la sierra de San Luis de Lozada, está formado en su mayoría por monedas de oro y plata, y salvo que casualmente haya sido extraído, debe existir aun enterrado en tres distintos sitios de la sierra, pero con el plano que acaba de ser descubierto al romperse casualmente el santo, los familiares de Lozada están ahora tratando de financiarse para emprender serias excavaciones.

Uno de los tesoros se halla cubierto con una enorme peña, el otro fue enterrado en la margen de un arroyo y del tercero no se tiene seña particular ninguna.

LA MUERTE DE LOZADA

El año de 1873, el general Lozada organizó su última campaña contra el Gobierno liberal con el que siempre había estado en pugna. Para detenerlo en su avance al sur fue comisionado el general José Ceballos quien logró derrotar al guerrillero y hacerlo su prisionero.

Juzgado en consejo sumario de guerra fue sentenciado a muerte y ejecutado en el cerro de lo Metates, situado a corta distancia de la ciudad de Tepic.

Y UN HIJO DE LOZADA MANDÓ EL CUADRO

“Pero la parte más romántica de esta historia, quizá, es la muerte de mi bisabuelo a manos de su hijo, pues fue este quien mandó el cuadro de los soldados liberales que lo fusilaron.

En efecto y como he dicho, los padres de la novia de mi bisabuelo lograron arrebatarle a la muchacha cuando estaba encinta.

A su debido tiempo vino un niño al mundo, el que recibió el nombre de Remigio Núñez y quien andando los años llegó a ser sargento del ejército liberal.

El joven ignoraba quién era su padre, pero el general Lozada había seguido de cerca la vida del sargento, siendo así como al irlo este a fusilar, lo llamó aparte y se identificó con él, negándose entonces el muchacho a mandar el cuadro, pero mi bisabuelo era soldado y lo persuadió de que debía cumplir con su triste obligación.

Este fue el trágico al par que romántico fin de mi bisabuelo, hombre que, a no haber sido por sus contrariados amores, quizás habría tenido en la paz y en la guerra un carácter muy distinto al cruel con que lo juzga la historia, porque en su biografía abundan los rasgos de generosidad y desprendimiento”.

Así concluyó su interesante relato nuestra entrevistada, una bella joven a quien espera un brillante porvenir en el cine nacional.

EL ROBO AL GENERAL LOZADA

Además de los tres tesoros de que hemos hecho referencia, al morir el general Lozada dejó una fortuna de once millones de pesos, la que, íntegra testó en favor de sus dos únicas hijas legítimas, Francisca e Ildefonsa, designando como albaceas a unos españoles de Tepic apellidados Aguirre con quienes había tenido negocios en el Cantón y le merecían confianza, pero los que le correspondieron saqueando la casa del guerrillero en cuanto murió y apoderándose de todos los documentos que hallaron a mano inclusive el testamento y los recibos que en vida habían dado al general por diversas sumas de dinero hasta alcanzar la fabulosa suma de once millones de pesos, cantidad que en su mayor parte situaron acto seguido a España, dejando en la pobreza a las hijas del general.

Por intrigas de los mismos Aguirre, según los datos que tenemos en nuestro poder, las autoridades de Tepic desterraron a las dos hijas de Lozada a la ciudad de San Luis Potosí, en donde vivieron muchos años de la costura, ellas que habían sido millonarias.

Nuestra entrevistada es nieta de una de las infortunadas hijas del guerrillero.

México, D. F., septiembre de 1936.

La opinión. (Los Angeles, Calif.), 27 Sept. 1936. Chronicling America: Historic American Newspapers. Lib. of Congress.

Investigación de Ulises Castrejón M. / Hemeroteca Digital UAN

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